🔵El poder de escuchar: ¿Por qué es importante dar espacio a nuestras emociones?🔵
Vivimos en una sociedad que valora la productividad y la eficiencia, y en medio de ese constante correr, tendemos a dejar de lado algo crucial para nuestra salud: nuestras emociones. A menudo, preferimos ignorarlas, silenciarlas o simplemente pasar por alto lo que sentimos. Pero ¿Qué pasa cuando intentamos dejar de lado nuestras emociones? ¿Cuáles son las consecuencias de no escuchar lo que nuestro cuerpo y nuestra mente nos están tratando de decir?
🔵El precio de las emociones silenciadas.
Imagina que después de un largo día, llegas a casa y decides sentarte un momento para descansar. Te quitas los zapatos, y el alivio es inmediato. La sensación de descanso al dejar ir ese peso es inmediata. Ahora, imagina que, en lugar de quitarte los zapatos, decides mantenerlos puestos por más tiempo. El dolor no aparece al instante, pero conforme pasa el tiempo, ese mismo peso empieza a volverse más incómodo, hasta que sientes que te cuesta mantenerte en pie. Las emociones silenciadas funcionan de la misma manera.
Al principio, el malestar emocional puede parecer manejable, pero con el tiempo, esa incomodidad se acumula. Reprimir la tristeza, la frustración o la ansiedad puede parecer una solución temporal, pero, como esos zapatos que no te quitas, el peso emocional se va acumulando y se hace más difícil de llevar.
🔵Los componentes de las emociones: la complejidad que ignoramos
Las emociones no son solo una sensación o un pensamiento aislado; son una experiencia compleja que involucra varios componentes interconectados: lo subjetivo, lo fisiológico y lo motor. Cada uno de estos aspectos forma parte de nuestra vivencia emocional, y cuando uno de ellos se bloquea o se reprime, los otros se intensifican. Te explico cada uno con ejemplos cotidianos para que puedas visualizar cómo funciona:
✔️Componente subjetivo (lo que sentimos)
Es la parte de la emoción que reconocemos conscientemente. Es el "sentir" que experimentamos. Por ejemplo, si estás viendo una película triste, puedes sentir tristeza o melancolía. Esta sensación es el componente subjetivo. Si intentamos bloquear este componente, por ejemplo, diciéndonos a nosotros mismos "no debo sentirme triste", estamos ignorando esa necesidad emocional.
✔️Componente fisiológico (cómo reacciona el cuerpo)
Este componente se refiere a los cambios automáticos que ocurren en nuestro cuerpo cuando experimentamos una emoción. Un ejemplo claro es cuando sentimos miedo, y nuestro corazón empieza a latir más rápido o nuestras manos sudan. Es una respuesta biológica, como una reacción de alerta. Si intentamos bloquear este componente, nuestro cuerpo podría empezar a manifestar otros problemas como tensiones musculares, dolor de cabeza, insomnio o fatiga. El cuerpo no entiende de represión emocional; simplemente nos avisa de que algo no está siendo procesado.
✔️Componente motor (cómo actuamos)
Este es el componente que se refleja en nuestra conducta. Si sientes miedo, tal vez te congeles o salgas corriendo. Si estás triste, es posible que te aísles o evites interactuar con los demás. Es la forma en que nos comportamos a raíz de lo que sentimos. Si tratamos de suprimir este componente, por ejemplo, forzándonos a sonreír cuando no queremos o a continuar con nuestras tareas cotidianas sin parar a reflexionar, la presión interna puede aumentar, generando conductas impulsivas o reacciones exageradas en momentos posteriores.
🔵La ley de los vasos comunicantes emocionales: lo que sucede cuando bloqueamos una parte.
Ahora bien, aquí entra la ley de los vasos comunicantes emocionales, que nos muestra cómo bloquear un componente de nuestras emociones afecta a los demás. Si intentamos ocultar o bloquear alguno de estos componentes —como, por ejemplo, no permitirnos sentir tristeza, evitando llorar o no hablar de lo que nos incomoda—, lo que ocurre es que los otros componentes emocionales tienden a intensificarse.
Es como si estuviéramos intentando controlar el flujo de agua en un sistema de vasos comunicantes: si cerramos una válvula en uno de los vasos, el agua (representando las emociones) se traslada automáticamente a los otros vasos. En este caso, si bloqueamos la tristeza (el componente subjetivo), el miedo o la ansiedad (componentes fisiológicos y motores) podrían volverse más intensos. Esto puede manifestarse como una ansiedad creciente, que no sabíamos que teníamos, o una irritabilidad que antes no experimentábamos. Como cuando apretamos una goma elástica hasta que la presión acumulada hace que se estire y se libere de golpe, las emociones que no dejamos salir tienden a acumularse y explotar en formas que no controlamos.
Un ejemplo cotidiano de esto es cuando, después de una discusión difícil, decidimos ignorar nuestros sentimientos y seguimos con nuestra rutina diaria sin hablar sobre lo ocurrido. En lugar de procesar nuestra ira o frustración, tratamos de "seguir adelante". A medida que el día avanza, puede que notemos un malestar físico: tal vez un dolor de estómago, tensión en los hombros o un leve insomnio. Esas emociones reprimidas se están manifestando a través de reacciones fisiológicas, porque el componente subjetivo (lo que sentimos) no fue atendido, y el cuerpo lo resintió.
🔵Escuchar nuestras emociones: el camino hacia el bienestar
El proceso de escuchar nuestras emociones implica detenernos y permitirnos experimentar todo lo que sentimos. No se trata de simplemente "sentir", sino de reconocer, comprender y procesar. Solo cuando escuchamos cada uno de los componentes de nuestras emociones —lo que sentimos, lo que nuestro cuerpo experimenta y lo que nos lleva a hacer— podemos empezar a integrarlas de forma saludable en nuestra vida.
No siempre es fácil, y en ocasiones puede ser necesario un acompañamiento profesional para procesar lo que sentimos. Si las emociones acumuladas nos desbordan, buscar ayuda no solo es válido, sino también esencial. Hablar, reflexionar y permitirnos ser vulnerables frente a otro ser humano puede ser el primer paso hacia una liberación emocional real.
🔵La importancia de empezar hoy.
Dejar que las emociones se acumulen y no procesarlas solo nos lleva a un punto de agotamiento emocional. Al igual que esos zapatos que no nos quitamos, la incomodidad crece, y el peso emocional se convierte en algo mucho más difícil de manejar. Al escuchar nuestras emociones con atención y sin juicio, permitimos que nuestro bienestar florezca, y que nuestra vida se haga más ligera.