Introducción
El psicoanálisis, como campo de práctica terapéutica, invita a reflexionar sobre las complejas dinámicas que se presentan cuando se trabaja con pacientes en estado narcisista. Este tipo de organización psíquica puede ser especialmente desafiante, requiriendo una atención particular a la relación terapeuta-paciente. En este artículo, abordaremos cómo pensar lo fronterizo, es decir, esos bordes o limites desde lo transferencial, pueden llevarnos por caminos complejos por trazar en su acompañamiento, por lo cual, he apostado focalizar la mirada y escucha en el trabajo que implica de algún modo bordear este quehacer en la practica clínica, tomando como referencia las contribuciones de Donald Winnicott, un psicoanalista británico que destacó la importancia de la madurez emocional en el desarrollo del individuo.
El narcisismo y su implicación en la terapia
El narcisismo, en su concepción clásica, se refiere a una serie de propiedades psíquicas que obstaculizan el desarrollo de vínculos auténticos con los demás. Cuando un analizado presenta una organización narcisista, es fundamental comprender cómo esta condición tiene su particular implicancia en la dinámica terapéutica. En estos casos, el terapeuta puede encontrarse ante un paciente que tiene dificultades para abrirse e ir asociando, lo que puede llevar a situaciones de desamparo y ansiedad. Es aquí donde es crucial la habilidad del terapeuta para navegar estas dinámicas y facilitar un espacio seguro para la exploración emocional.
Winnicott y el concepto de 'espacio transicional'
Uno de los conceptos más significativos de Winnicott es el 'espacio transicional', un área emocional que permite al individuo experimentar la realidad de una manera que es simultáneamente objetiva y subjetiva. Este espacio es esencial para la madurez emocional, ya que permite al paciente integrar experiencias disociadas y explorar su identidad fuera de las defensas narcisistas. En la terapia con pacientes narcisistas, facilitar el acceso a este espacio puede ser un desafío, pero es fundamental para ayudar al paciente a salir de su aislamiento. Existe un cuerpo al que hay que a-tribu-irle con la voz, lo simbólico con el otro, una voz que en su producción de pensamiento, lo conduzca al juego de la búsqueda, buscar de la posibilidad de desplazarse implica renunciar a un lugar de omnipotencia, de repetición, sino de transformación, movimiento, registro en el tiempo, si hay registro tendremos una historia que deja huella a una superficie con variaciones que brinden movimiento de metamorfosis, como un relieve, por decir de un modo brindar posibilidades de articular la pulsión como histórica, permitir la escucha de la voz del deseo, en lugar de la tendencia al equilibrio, este reposo absoluto, pensándolo desde ese estado de nirvana.
El desamparo en pacientes con organización narcisista
Una característica común entre los pacientes con estructura narcisista es la sensación de desamparo. Este desamparo puede manifestarse como una necesidad abrumadora de atención y afirmación externa, reflejando una incapacidad para sostener una relación interna positiva con uno mismo. La vulnerabilidad inherente a este estado psíquico puede llevar a conductas de abuso de sustancias como una forma de auto-medicación. Por ende, el papel del psicoanalista es crucial en ayudar a estos pacientes a enfrentar su desamparo y a desarrollar una relación más saludable con su ser interno.
Ansiedad y estado narcisista
La ansiedad en individuos con organización narcisista puede surgir como resultado de la falta de conexión con las emociones o de la incapacidad para tolerar la frustración. Estas emociones, en ocasiones, pueden desbordar el control del individuo, lo cual da lugar a comportamientos impulsivos, incluidos trastornos alimentarios o abuso de sustancias. Como terapeutas, es esencial presentar un apoyo constante, ayudando al analizado a identificar y trabajar sus ansiedades en un entorno seguro y validante.
Trastornos alimentarios y el narcisismo
Los trastornos alimentarios pueden ser una manifestación de luchas más profundas ligadas al narcisismo. Muchas veces, el control sobre la alimentación se convierte en una forma de lidiar con emociones y experiencias que se perciben como abrumadoras. Los analizados narcisistas pueden experimentar una intensa presión por mantener una imagen, lo que puede llevar a patrones desordenados respecto a la comida. Aquí, el psicoanálisis ofrece una oportunidad para explorar los significados subyacentes de estos comportamientos, desafiando las narrativas dañinas y fomentando una relación más sana con el cuerpo y la alimentación.
Cómo facilitar el proceso terapéutico
Facilitar el proceso terapéutico con pacientes que exhiben una organización narcisista requiere un enfoque cuidadoso y un entendimiento profundo de sus dinámicas internas. Practicar la escucha activa, validar las experiencias del paciente y ofrecer un entorno sostenedor y producción de su propia palabra que le pueda ayudar a crear una relación terapéutica más saludable. Además, el terapeuta puede beneficiarse de ser un espejo que refleje no solo lo que se expresa verbalmente, sino también las emociones y dinámicas no verbalizadas que surgen durante las sesiones.
Foto por sebastian laverde en Unsplash
Conclusión
La práctica psicoanalítica con pacientes con organización o estado narcisista presenta tanto desafíos significativos como oportunidades de crecimiento en la formación de nuestra practica clínica, pues estos advierten de aquellos fenómenos que se ponen de manifiesto, cuando la problemática no es el deseo, sino la necesidad, una cuestión entre el ser y existir, la presencia de vacíos, esto pulsante. La transferencia en el marco analítico winicottiano, transforma un marco sostenedor donde pueda darse esta capacidad del paciente de sí mismo en presencia del analista, acontecer importante dando énfasis en que el paciente se sorprenda de sí mismo. Al integrar las ideas de Winnicott sobre la madurez emocional y el espacio transicional, los terapeutas pueden cultivar una relación terapéutica que facilitate la exploración de la identidad, el desamparo y las ansiedades. Este enfoque reflexivo no solo beneficia al paciente, sino que también enriquece la práctica clínica en un contexto más amplio.